Edad Contemporanea.
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EDAD CONTEMPORÁNEA. |
Edad Contemporánea es el periodo histórico que está comprendido entre la Revolución francesa (1789) y la actualidad. La población experimenta una transformación de crecimiento demográfico más allá de las límitaciones que permitia la naturaleza, que produjo un aumento del consumo de los productos naturales y de toda de recursos, que produjo uno de los procesos más relevantes de la Historia de la Humanidad, una gran revolución industrial que esta considerada como la segunda de las grandes transformaciones productivas verdaderamente decisivas en el desarroyo de la humanidad tan solo comparable a la revolución neolítica que produjo una gran transformación en la humanidad paleolítica. La aceleración de los acontecimientos de esta época, marcados por transformaciones técnologicas, demográficas, agrarias y de los transportes, en la economía y la sociedad, han merecido el nombre de Revolución Industrial; al mismo tiempo que se destruía la sociedad preindustrial dedicada principalmente a la agricultura, se construía una sociedad de clases y movimientos sociales: hegemonía de la burguesía y el movimiento obrero, en nombre del cual se plantearon diferentes alternativas al capitalismo. Siendo aún mas espectaculares las transformaciones del orden político e ideológico (Revolución liberal, nacionalismo, totalitarismos); así como unos profundos cambios en el mapa político mundial y las mayores guerras conocidas hasta entonces por la humanidad. Fué posiblemente los avances en la revolución tecnológica con la introdución de la máquina de vapor y su relación con la mineria y el carbón y la revolución en los transportes con el ferrocarril los que más influyeron en la localidad de Belmez, en la que aunque tarde la revolución industrial produjo una clara transformación del territorio. La necesidad que tenia el conplejo minero-industrial de Almadén de obtener carbon mineral, (ya utilizado con exito en otras fabricas europeas) en sus cercanias para el tratamiento del azogue y como combustible para las máquinas de vapor de las bombas de desague, renovando de esta manera los conbustibles usados hasta este momento como la madera y su deribado, el carbón vejetal, cada vez más escasos y caros, propicio la búsqueda del mineral en las proximidades de Almadén, encargandose la búsqueda a D. Francisco Carlos de la Garza, dando sus frutos en el año 1788 y un año despues en el mismo año en que comienza la Edad Contemporanea, es en el que esta fechado el descubrimiento del carbón en la Cuenca Minera del Guadiato, con la comunicación que hacia el mismo Sr. D. Francisco Carlos de la Garza en su tratado sobre el reconocimiento y descubrimiento de las minas de carbón de piedra al Baylío Frey don Antonio Valdés y Bazán, fechada el dia 24 de Mayo del año 1789. libro manuscrito e inédito (Cfr. Biblioteca del Instituto Minero y Geológico de España, Signatura VII, Ar. 3.19).
Poco despues del comienzo de esta etapa durante la Guerra de la Independencia se produjo en Belmez (Córdoba) uno de los episodios más relevantes de la historia de nuestra fortaleza, este tuvo lugar entre los años 1810 y 1812. cuando las tropas napoleónicas de ocupación se adueñaron del castillo tras la segunda conquista de Córdoba por las tropas francesas, tras la cual se repartio la zona norte de cordoba en dos Partidos Militares el de Belalcázar y el de Espiel estableciendo guarniciones en Espiel, Belmez, y Fuenteovejuna, llegando a ocupar el castillo belmezano durante un largo periodo de tiempo, siendo derrotados en la villa por las fuerzas anglo-españolas que procedian de Portugal. Tan importante fue para los invasores franceses esta plaza que llegaron a reparar incluso parte de su recinto recinto fortificado, tomandolo como acuartelamiento y almacén y recreciendo algunos muros que rematan con arpilleras para fusileros, reparan el aljibe y reparan estancias en su interior para el acondicionamiento de los soldados; esta indeseada etapa de ocupaciónción francesa en contra de la población local dejó una huella tan amarga y profunda en los habitantes de Belmez, que estos prefirieron deshacerse de este bastión tan atractivo para sus enemigos, que incluso intentaron destruirlo; aun con todo esto sumado con los momentos de olvido y abandono que ha sufrido esta importante fortaleza, no han logrado destruir del todo su robusta y monumental figura.
A pesar del significativo vinculo socioeconómico de tipo agrario, y al igual que otros núcleos de población en del Valle del Guadiato, el desarrollo de Belmez durante la Edad Contemporánea está profundamente ligado a la explotación y expansión de su cuenca minera, así como por la construcción de los nucleos de producción metalúrgicos y los trazados ferroviarios a que dio lugar esta explotación de la mineria. Es en el año 1855 con la creación y el desarrollo de la Compañía Fusión Carbonífera y Metalífera de Belmez y Espiel, que aglutinaría los intereses de pequeños propietarios de explotaciones mineras, cuando se contribuiría extaordinariamente a la expansión de las posibilidades mineras en nuestra cuenca. En 1868 esta compañía fue adquirida por la conocida empresa malagueña Sociedad Larios, Heredia y Loring, que contribuyo a seguir expandiendo la mineria en la cuenca levantando numerosos edificios auxiliares, hornos de cok, fábricas de briquetas etc. Pero es sobre todo en los acontecimientos ocurridos durante las dos primeras décadas del siglo XX, paralelamente al proceso de monopolio de la cuenca minera por la Compañía Minera y Metalúrgica de Peñarroya y la expansión del sector como consecuencia de la I Guerra Mundial, cuando la mineria del Guadiato alcanza sus cotas de desarroyo más elevadas, lo que se manifiesta una profunda transformación urbana caracterizada por la ampliación de la población en base al crecimiento demográfico.
A finales del siglo XIX, posiblemente influenciados con la llegada de capital frances a la cuenca minera , las entidades de población de Pueblonuevo y Peñarroya se segregan del municipio de Belmez como municipios independientes, Pueblonuevo del Terrible consigue su independencia por ley el 28 de Julio de 1894 y dos años más tarde Peñarroya la consigue por sentencia el 26 de Junio de 1896, que declaraba firme el acuerdo tomado por la Diputación Cordobesa con fecha de 19 de noviembre de 1894.
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